La historia de Europa se ha visto marcada por un sinfín de catástrofes que han sembrado el caos y la destrucción hasta la saciedad. Entre todos los males que han solado el continente europeo, uno de los más remarcables es, sin lugar a duda, la peste negra: la plaga más letal de todos los tiempos que se cobró la vida de más de cincuenta millones de europeos.
El origen de la Peste
La peste negra surgió en Asia Central a principios del siglo XIV. La bacteria que producía esta enfermedad ha pasado a la historia como Yersinia Pestis, y según las últimas investigaciones acerca del tema, su origen geográfico se remonta al desierto de Gobi durante el año 1320. Los datos, no obstante, siguen siendo de dudosa fiabilidad debido a la dificultad que implica reconocer el origen de esta enfermedad.
La creencia popular ha alimentado a lo largo de la historia el mito de que los roedores eran los únicos capaces de transportar la bacteria de la peste, aunque la realidad era significativamente diferente. A pesar de que es cierto que los primeros portadores de esta enfermedad fueron los roedores, la bacteria pronto cambió de manos debido al contagio humano. A partir de este punto, la principal causa de contagio fue la interacción entre humanos mediante pulgas y piojos.
La Peste Negra en China
La Peste Negra llegó a China en el año 1331 después de un periodo de terribles inundaciones que debilitaron al país de cara a la inminente amenaza de la peste. La pandemia acabó por cobrarse la vida de más de un tercio de la población de China – aproximadamente treinta millones de personas – y dejó al país en una precaria situación de la que difícilmente se pudieron recuperar hasta finales de siglo.
La Peste Negra en Europa
Tras haberse propagado por toda Asia, la Peste Negra llegó a occidente alrededor del año 1347 trayendo consigo el brote que acabaría con la vida de más de veinte millones de personas. Está considerado que las primeras infecciones llegaron a Europa por el comercio mediante vía marítima y entraron en el continente por los puertos italianos. El comercio de carretera, más adelante, sería el encargado de propagar esta enfermedad por todos los territorios de Italia y, a su vez, por toda Europa.
La Peste Negra afectó especialmente al sur de Europa, haciendo un remarcable hincapié en Grecia, Italia y gran parte de Francia. Entre todas las regiones afectadas por la peste, una de las zonas que más sufrieron los reveses de la enfermedad fue la ciudad de Marsella y algunos territorios colindantes, donde la plaga arrasó a la población del lugar. Algunas zonas, no obstante, lograron salvarse en gran medida del desastre que acaecía en Europa. Entre ellas cabe remarcar la ciudad de Milán y algunas regiones de los Pirineos donde la Peste Negra tuvo unos efectos destructivos significativamente menores.
Consecuencias
La Peste Negra supone uno de los capítulos más oscuros de la historia de Europa que se cobró la vida de más de veinte millones de europeos, así como entre otros cuarenta o sesenta millones de personas en Asia y África. La pésima situación sanitaria de la época fue un factor agravante de la epidemia que, no obstante, acabó por desaparecer con el paso del tiempo. La Peste Negra arrasó ciudades enteras, por lo que la economía general europea se vio especialmente afectada durante los años venideros a la pandemia. La necesidad de una mejora de las condiciones sanitarias se puso de manifiesto tras la desaparición de la peste, por lo que se llevaron a cabo grandes avances en la medicina para evitar que un episodio como el que acababa de azotar al mundo volviese a suceder.
Este ensayo pertenece íntegramente al autor del blog, Labián Riquelme
La Peste Negra
Reviewed by Labián Riquelme
on
septiembre 05, 2020
Rating: